Utopia La Mia | Vendrá otra oportunidad
Hace poco, en un grupo femenino dinámico del que hago parte, puse como tema lo bueno que era el mensaje de tener mujeres como candidatas, pero la tristeza que me producía el retiro anticipado de las arenas por irnos a una alianza.
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Vendrá otra oportunidad

Vendrá otra oportunidad

Por estos días la arena política se mueve en Colombia. Listas, firmas, invitaciones a foros y alianzas para elecciones locales marcan la actualidad informativa.

Veo con satisfacción cómo muchas mujeres están en las cimas de varias encuestas a nivel municipal y departamental.

La satisfacción de esa cima contrasta con el tono derrotista en el que nos terminamos sometiendo a las alianzas, y con la frase “ya empezamos el camino y vendrán otras oportunidades” con la que claudicamos para unirnos al montón.

Quiero escribir sobre este tema porque hace poco, en un grupo femenino dinámico del que hago parte, puse como tema lo bueno que era el mensaje de tener mujeres como candidatas, pero la tristeza que me producía el retiro anticipado de las arenas por irnos a una alianza.

Con sorpresa empecé a leer como varias de estas mujeres de las que no dudo en formación, compromiso y fuerza, decían que lo importante era que habíamos empezado un camino y que seguiríamos apoyando.

¿Cómo así? ¿Es suficiente empezar y de nuevo tener que ceder ante la fuerza de otro candidato, hombre por supuesto, sólo porque basta empezar?

¿Cómo así? ¿Sentimos como un logro retirarnos siendo las mejores, en lugar de esperar las elecciones y enfrentarnos en las urnas?

No y no. Desde que tuve esa conversación quedé con un sin sabor. Pero ante todo una tristeza.

Sentí como si nosotras mismas pensáramos que no estamos listas para asumir las riendas políticas del país.

Y que vendrá otra oportunidad.

Sentí lo mismo que sentí en las elecciones presidenciales pasadas cuando todos pensaron que Marta Lucía Ramírez sería una excelente vicepresidenta pero no presidenta.

(Vendrá otra oportunidad)

No y no. Me resisto a creer que nuestra orientación como sociedad guiada históricamente bajo patrones machistas nos impida darnos cuenta que estamos preparadas, que somos capaces y que muchas veces podemos hacerlo incluso mejor.

(Vendrá otra oportunidad)

El pulso de una candidatura son las urnas. Y los resultados de una buena administración solo se ven cuando se hace. ¿Cómo vamos a saber si lo podemos lograr si nos retiramos o aliamos porque desde el principio pensamos que no lo vamos a lograr? Más que eso, ¿por qué las alianzas no pueden ir hacia la mujer como candidata?

(Vendrá otra oportunidad)

Se que en el mundo político se mueven muchos hilos que no conozco. Y que muchas veces las órdenes de acción no son ni siquiera de quien es candidato, pero me siento con el deber de abrir un espacio para discutir este tema.

(Vendrá otra oportunidad)

Veo todos los días mujeres preparadas, sensibles, estudiosas y guerreras que serían excelentes administradoras. Además, les gusta el tema y ¡quieren hacerlo! Este país necesita el amor y la sensibilidad femenina en el poder. Necesita la intuición y la sensatez tomando decisiones. Necesitamos mujeres en cargos de decisión. Apoyadas por hombres también.

(Vendrá otra oportunidad)

Abro hoy esta discusión. Meto el dedo en un hueco tal vez insondable pero no puedo conformarme con un “ya empezamos y vendrán nuevas oportunidades”. No y no.

(Vendrá otra oportunidad)

Que nos derroten en las urnas. Que nos cuestionen en la administración. Pero no me digan que me conforme con que nos inscribamos en la carrera cuando yo sé que la podemos ganar. No como mujeres, sino como equipo.

(Y no. No vendrá otra oportunidad porque no sabemos. El futuro no nos pertenece. Y habrá otros. Muchos. Otras. Muchas. Pero las oportunidades no sabemos si volverán)

Foto tomada de FreePik

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